
Igualmente hubieron muchas dificultades en el camino, la más resaltante, la lluvia. En nuestra ciudad, las lluvias no suelen ser intensas, pero la que hubo durante la caminata nos hacía parecer que no estábamos caminando, sino nadando. Pero ante las adversidades, siempre hay que buscar una solución, y esa fue el trabajo en equipo. Pocos teníamos impermeables para cubrirnos de la lluvia, pero esos pocos los compartimos y los usamos de tal manera que hasta tres podían cubrirse. De esa manera, la lluvia imprevista no pudo parar nuestra travesía.
Igualmente, creo que ahí fallamos un poco en la precaución. Si estábamos informados e instruidos de que podía haber lluvia intensa, pero nos confiamos y la mayoría ignoró ese hecho y por eso tuvimos que compartir los impermeables. Son fallos que no se volverán a cometer, gracias a la experiencia que nos ha demostrado no confiarnos con la naturaleza.
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